viernes, noviembre 28, 2008

Estas calles ya no nos asientan. Los recuerdos son vagos, mas vienen y van fotográficamente por las esquinas, como esquirlas que arremeten según venga el día, o, la noche. Recuerdos que como nada van quedando bajo la piel y se enredan en la memoria como para nunca calmar, tejiendo una historia desenlazada.

Las mismas calles atribúyenle mareo a la reminiscencia. Pasos nauseabundos, caminatas nostálgicas envolventes de imágenes entrecortadas, la bruma, el silencio entre el tumulto, las horas…y los años. Y todo se viene encima vertiginosamente como un abismante derrumbamiento de palabras y sucesos tan guardados, la ilusión tan perfectamente alimentada entre la vaporosa realidad, y nuevamente los silencios, tan bien enclavados, esperando por un nuevo atisbo que le atribuyese más efusión a la odisea… así, como si después de todo no fuese capaz de ajar más al porvenir.

Quiero poder evitar el rumbo para no tener que recurrir siempre a esa que luz que dejé en tu calle en cimientos. Desconozco las formas que la rodean y no pretendo buscarlas. Ese cuño que ya llevo en los hombros algún día encontrará su equilibrio entre la gravedad y mi masa, y hasta entonces será mi cruz, pero cuando se transforme entre mi piel ya no será cataclismo, no habrá rincón en calle alguna que te traiga a mi pues obviado será que aun existes muy dentro de mi congoja, no habrá relación entre tu aire y remembranza, te habrás desvanecido entre mi sangre.

lunes, noviembre 24, 2008

El fuego y el combustible

Todas las horas
todos los besos
cada recuerdo
que fuimos echando en el fuego
un dia, tal vez
darán calor.

Cada lágrima
cada gota de sudor
que el tiempo fue evaporando
sonará un silvato
de vapor.

Y más allá
del espectro visible
habremos sido el fuego
y el combustible.

Tomo el dolor
tomo el punzón de los celos
lo dejo arder
en la llama
y un día,
tal vez
saldrán de mi.

Y esta canción
que se disipa
en el viento
como señales de humo
busca un cielo
en que la leas tu.

Y en uno más
de los mundos posibles
habremos sido el fuego
y el combustible.

Jorge Drexler

lunes, noviembre 03, 2008

No te salves

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.

El amor, las mujeres y la vida
Mario Benedetti